los días después del evento chamamecero más grande del planeta La fiesta mayor del chamamé: 25 años no es nada Más de 40 mil personas en las butacas y los pasillos del anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola, más de 500 artistas sobre el escenario Osvaldo Sosa Corderoy unos 500 mil televidentes siguiendo el espectáculo por la Televisión Pública, ratifican la popularidad y vigencia de la música litoraleña. Nuevos y viejosexponentes e instrumentos modernos y de los de antes se mezclaron durante cuatro noches de pasión, sentimiento y sapucay. Algunos expresaron sin resignación ¡Opama la fiesta!; otros, “hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego”. La 20ª Fiesta Nacional y 6ª del Mercosur“Chamamé, una pasión” deja un saldo espléndido. Para ser evaluado por especialistas y el Gobierno de la Provincia que lo promueve; pletórico de expectativasfuturas, para la próxima edición y para el desenvolvimiento de sus creadores. Por mi ignorancia, no me corresponde calificar. Como uno de los tantos observadores aventuro pareceres, discutibles por cierto. Tampoco pretendo abusaren narrar minuciosamente lo que tan bien cubrieron los medios correntinos y afortunadamente los de alcance nacional.La proyección y extensión de la difusión televisiva sumó más de medio millón de espectadores a los casi 40 mil fervorosos seguidores que ocuparon desdetemprano el anfiteatro Cocomarola. El aguacero del sábado impidió que una multitud abrazara al medio millar de artistas que escucharon y aplaudieron, solicitaronmás permanencia y detonaron sapucay a todos los exponentes de esa entrañable y encantadora musiquita. Músicos, artistas y el restoFruto adorable de un pueblo noble que respeta sus raíces agregando lo nuevo a su esencia genuina. En ese sentido cabe destacar el trabajo del equipo dela Subsecretaría de Cultura, comandada por Gabriel Romero, con alardes de luminotecnia, en tres inmensas pantallas que ampliaron notablemente la visióndel escenario Osvaldo Sosa Cordero.En decenas de documentales, el departamento de cine encabezado por Marcel Czombos registró el paisaje natural y los chamameceros poco conocidos que procreanmelodías en distintos pueblos y ciudades del interior. Sara, Olga y otras amables colaboradoras, tanto como el servicio de salud y seguridad, son merecedoresde encomio por su paciencia y disposición para brindarnos la mayor comodidad.A los locutores Juan Carlos Cosarinsky, Raúl Báez y Alfredo Norniella se le sumaron Oscar Cholo Gómez Castañón, el impecable paraguayo Rigoberto GonzálezMann y el ilustrado payador brasileño Paulo de Freitas Mendonça, los últimos, autodeclarados promotores para una futura transmisión en directo en sus naciones.La participación de la entrerriana Liliana Herrero, la carismática santafesina Soledad Pastorutti, con introducción de Julio Cáceres y posteriormente conLos Alonsitos, y la de Bahiano, junto a las Hermanas Vera, pueden provocar un saludable debate, pero cierto es que esa intercomunicación con cabezas deotras vertientes folclóricas abren ventanas para desplegar lo propio. Reflexionando serenamente parece una inteligente estrategia. Sabiendo que esta Fiesta es para cultores del chamamé y su identidad, descuento límites parano desbordar en un megashow sin relieve ni esencia distintiva. Habrá que perseverar con cautela y ponderar el rebote del paso dado. Por lo pronto, no haymuchos chamameceros en otros géneros y son cada vez más los que vienen de otros ritmos al chamamé. Por lo visto, lo hacen atinadamente, con mucho respectoy recato, para no desdibujar ni lastimar al público que resguarda con fidelidad su música. La exagerada caricaturización de un número del Ballet Nacional no opaca la excelencia de ese jerarquizado elenco, altura a la que escalaron el Ballet Oficialde la Fiesta con aporte del curuzucuateño Cruz de Papel y la prestigiosa Orquesta Provincial de Folclore con sus 26 integrantes y la batuta de AlfredoSuárez, rindiendo tributo a las ciudades correntinas con composiciones alusivas.María y el MercosurEl entramado religioso estuvo caracterizado por la entronización de la Virgen de Itatí, ingresada a caballo por su devoto Alfredo Ellero y por la oracióna Dios Ñanderú, Dios Ñandeyara del paí Julián Zini, que le cantó con su Neike Chamigo.La presencia del Mercosur se materializó con finas representaciones. De Paraguay sorprendió Sur Canto y de Uruguay, Ricardo Panissa, con el guitarristabellavistense Noguera. Los brasileños, mediante el afamado acordeonista Luis Carlos Borges, Gilberto Monteiro, el eximio Renato Borghetti, el excelentedúo de Mauricio Brito y Humberto Yule y las bellas componentes de Barra da Saia, que invitaron a Gicela Méndez Ribeiro a cantar Merceditas. Embajadora libreña designada, Gicela cautivó con su dicción bilingüe interpretando Ñangapirí, Aunque no soy de Corrientes, Para bailar chamamé y NocturnoTaragüí. La voz femenina chamamecera contó con exponentes de gran nivel. Ofelia Leiva entusiasmó con su potencia y fue una voz del videoclip de promoción;Ramona Galarza con sus clásicos y aportes de Víctor Sánchez Hernández; Teresa Parodi rescató su prestigioso repertorio chamamecero y Boni y Rafaela Veradesplegaron su vitalidad, convocando a la esmerada cantante Laura Fusz a interpretar Nderecoi la culpa.La juventud ocupó espacios mayoritarios en la platea y festejó las pinturas poéticas de Mario Bofill, cuyo vínculo se estrecha mientras avanza su pincelcostumbrista. En el escenario se lucieron: Luna Payesera, Nendivei, los chaqueños Coqui Ortiz y Alán Guillen, los Hijos de los Barrios, Ernestito Montielcon su padre Juan y José Ramírez, último guitarrista de don Ernesto; Salamanca; Los Alonsitos, con el joven bandoneonista Richard Scófano; los hermanosBalestra, de Fuelles Correntinos; los grupos entrerrianos Alma de Montiel, liderado por Facundo Díaz, y Nostalgias Guaraní, con Mario Álvarez; la posadeñaPaola Leguizamón. Florencia Pompert, con su juvenil delicadeza hizo Añoranza y De vuelta al pago con Susy, su madre. Revelación 2009 fue elegido Juan CarlosComini, un joven bandoneonista de 18 años, proveniente de Pueblo Libertador.Los amantes del tono tradicional tuvieron su manjar con la maestría de Paquito Aranda, Paquito Ubeda con Oscar Sánchez; Juancito Güenaga con las glosasde Tony Gamarra; Aníbal Maldonado con glosas de Juan Carlos Bisilla; Trébol de Ases con Alfredo Almeida, Rubén Paz Roldán, don Salvador Miqueri, ejecutandoImploración, Llanto de tierra sola, Canto a mi madre, y Quico Vallejos declamando Más de 80; Carlos Talavera con el Cuarteto Santa Ana; Los Hermanos Barrios,con su aclamado romanticismo, y el admirable sexteto de Papi Miño, con recitados de Juan Carlos Jensen, quien también fue invitado por Paraná Canto pararecitar A mis amigos, Tu caballo, mi caballo y Es amarte. Tanto Coquimarola y su conjunto, el misionero Joselo Schuap, con su invitado Lucas Segovia, comoYayo Cáceres y Antonio Tarragó Ros, recibieron un cálido respaldo a las canciones que parieron inspirados. Mientras cantaba Gabino Chávez, estrenando SantaRosa, inédito dedicado a Dolfi Sosa y Teco Gallardo, con Canto de mi Raza; Félix, su padre poeta lucía emocionado en primera fila. El aguacero nos privóde apreciar a muchos renombrados y nuevos valores. Miriam Asuad, Gustavo Miqueri, Lacho Sena, Alfredo Monzón, Hugo Leiva, Soriano Sosa, Ñamandú, AlejandroBalbi y Juanchi Cabrera, entre otros, también lo habrán lamentado, porque pasar por esta fiesta espiritual es un lujo, un gratificante baño de popularidady una carta de presentación relevante; posición ya adquirida por su trayectoria.La depurada técnica tuvo la jerarquía de Raúl Barboza, Rudi y Nini Flores, con la francesa Emma Milan como cantante; el inmenso guitarrista Lucio Yanel;Chango Spasiuk, con Gabriel Cocomarola como invitado; Néstor Acuña, con su hermano Ariel evocando a su padre el Montaraz, y la encumbrada guitarra de MateoVillalba acompañado por Daniel Giménez, Miguel Guerrero y Hugo Dallamea, con la exquisita voz de Daniel Osuna y Pin Aráoz. Con todos sus matices sobresalientes,el chamamé hace vibrar.Momentos estelares fueron los reiterados bises a los antenombrados y a Los de Imaguaré, ricamente renovado con el tenor Sergio Casco, Tati y Silvia danzandoy una escenografía de Memoria de la sangre muy lograda; Amandayé ratificó su categoría de exquisitos vocalizadores que evocaron a Tito Miqueri con Porquete amé y la danza de Belén Ibarra y Matías Pedemonte. El grupo Integración, Cacho Espíndola, Bocha Sheridan, Ricardo Scófano y Eduardo Farías, motivadoshasta despertar el delirio fervoroso con Mi linda Corrientes, La bailanta, Niña del Ñangapirí y Señores, soy chamamé. La palabra más repetida y encendidade esas noches, ante la mayoría de los artistas, fueron los reclamantes ¡Otra!, ¡otra!Merecido el reconocimiento de Sadaic a Mario Bofill, el pergamino entregado a la comisión organizadora de la 1ª Fiesta realizada en el Club Juventus en1985, la plaqueta para Pablo, hijo de Norberto Lischinsky y el autógrafo que el Trío Laurel le firmó a una niña que hizo lagrimear a la concurrencia. Lacreatividad de Aldy Balestra, Carlos Escobar y Alejandro Sanz, con el virtuoso acordeonista Jorge Güenaga, demostraron que la alegría no excluye la emoción;tal el caso del Ballet del Divino Niño Jesús, hogar de un centenar de niños con capacidades diferentes.El presidente del Consejo Federal de Cultura, Alfredo Freddy Jara, declaró: “El chamamé es una de las pocas manifestaciones del folclore que está viva”,y se trabaja en el Circuito del Chamamé, involucrando a todas las provincias del Litoral integrando a sus singulares matices regionales.La suspensión del baile de la enramadaLos que compramos un chipá mbocá en la madrugada, para saborearlo en la cabalgata chamamecera desde Riachuelo al Puente Pexoa, nos quedamos tristones, tantocomo los centenares de paisanas y damos que bailaron bajo el rayo del sol en esa bailanta y también hubo de suspenderse. Animada por Celso González, HoracioAlfonso y Enrique Chelini, contó con decenas de conjuntos que mantienen latente al chamamé bajo cada enramada.Todo hace imaginar que el nivel de esta fiesta será superada el año venidero, porque la flecha lanzada con tanto esfuerzo, inversión y buena voluntad apuntacon certeza y pegó en la sensibilidad de quienes lo amasan y de quienes resultaron gratamente anoticiados mirando la tele.El Taragüí se hizo ñande roga guazú y el chamamé, un pasaporte para regresar prontito a la Capital Mundial del Chamamé, así denominada por sus organizadores,locutores y don Pedro Ranaletti. Allí estaremos.
fuente: lasole.info
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